Un tipo obsesivo y apasionado
Alejandro Paul vive en el barrio porteño de Chacarita, es hincha del River Plate, tiene 35 años y un hijo. Estudió en la Universidad de Buenos Aires y completó su formación de tipógrafo en forma autodidacta. Es uno de los principales animadores de la escena tipográfica latinoamericana y se desempeñó como director técnico del equipo tipográfico argentino que enfrentó a su par chileno en el reciente partido organizado por Demo (publicado en Visual 124).
¿Podrías decirnos cuántas fuentes diseñaste (o publicaste) hasta el momento?
Incluyendo las 32 de la colección Bluemlein debo haber publicado una veinte propias y cerca de treinta en equipo. Tengo varios proyectos próximos a terminarse, pero depende de mi estado de ánimo si los continúo y cuándo.
¿Cuántas fuentes presentaste en la última Bienal?
No recuerdo exactamente, pero creo que fueron 22, de las cuales 15 fueron seleccionadas. (N de la R: la fuente Malambo, realizada en conjunto con Ángel Koziupa recibió en 2006 el premio de la revista tipoGráfica en la categoría Títulos)
A nivel tipográfico ¿qué países de Latinoamérica destacarías? ¿Qué otros países destacarías?
Yo no creo en la tipografía por países. Nada me hace pensar que por ósmosis diseño parecido a mi coterráneo. Estamos contaminados visualmente, tenemos excesiva información, vemos webs, libros, mensajes constantes en donde nos modificamos. Las ciudades no son las mismas. Claro que uno, de acuerdo a la historia, se puede decir «esta tipografía es barroca holandesa o grotesca norteamericana» pero hoy en día un australiano puede hacer una excelente bastarda francesa. La historia de la tipografía seguramente pesa más en el viejo continente que en nuestros lares. Sin embargo, en Latinoamérica se suelen encuentrar denominaciones comunes al trabajo de cada región. Se cree que Brasil es tipografía fantasía como su fútbol, samba, color y últimamente se han destacado muy buenas familias de texto. En Chile se habla de «lo vernáculo» y sin embargo el trabajo remite a otras regiones y si lo miramos en conjunto ni es tan notoria ni tan propia. Creo que México es el país latinoamericano tipográfico del momento. Esto se debe a una evolución en el rescate de sus tradiciones culturales tipográficas, sumado a la creciente oferta de talleres, escuelas y demás sitios donde bajo la tutela de muy buenos diseñadores se está viendo crecer una tipografía seria y bien lograda.
¿Qué opinas de la «tipografía latinoamericana»? ¿Cómo se ve esto desde afuera?
Es interesante el fenómeno del «cómo se ve desde afuera». Siempre que se menciona en un sitio o foro o blog algo acerca de una tipografía diseñada por un latinoamericano se dice que se le nota «lo latino». La verdad, yo no me doy cuenta de eso y sinceramente no lo entiendo. Quizás exista cierta falta de respeto, cierto no-academicismo que llama la atención o por ahí es la propia necesidad de ellos de diferenciarnos o de justificarnos.
Fuiste docente en la Universidad de Buenos Aires ¿Qué sugerencias o consejos les darías a las personas que se dedican a enseñar diseño y tipografía?
Para mí, la tipografía es fundamental a la hora de diseñar. Si pensamos en los recursos que utilizamos en una pieza de diseño más allá del mensaje puro tenemos colores, fondo y figura, soporte, dimensiones, tipografías... Entonces mi cuestionamiento hacia el programa de formación de diseño en la UBA fue cómo puede ser que se curse diseño sin haber cursado tipografía. Creo que es indispensable vincular la materia a la funcionalidad dentro del diseño, generar conciencia estética y hambre tipográfico. No podemos seguir viendo diseños hechos con las letras del sistema operativo sólo porque no tenemos hambre de diferenciarnos, de hacer que esos diseños que nos piden sean distintos al de cualquier otro.
Se puede decir que vives de la tipografía… ¿conoces otros colegas que vivan de la tipografía?
Vivo de un diseño gráfico vinculado a la tipografía ya sea por las letras que hago, los «lettering» que me piden o los talleres o conferencias a los que me invitan. Eso es muy gratificante y obviamente es más relajado que pelear con un director de marketing de una multinacional pero por otro lado uno empieza a depender de su propia huerta y no solo depende de uno sino de las condiciones que lo puedan afectar. Sería muy difícil decir que uno puede vivir de la tipografía en Londres o en NY. Las condiciones económicas dentro de Latinoamérica son muy diversas y variables. Quien pueda vivir hoy de este trabajo no tiene claro si podrá hacerlo dentro de dos años. La tipografía tiene una vida útil, como lo tiene un determinado diseño de una remera: hoy gusta y en dos meses aburre.
¿Te interesaría vivir en otro lugar que no sea Buenos Aires? ¿Qué ventajas y desventajas tiene vivir donde vives y trabajar desde ahí?
Como gusto personal me gustaría vivir en San Francisco y creo que lo bueno de esta profesión y las condiciones de trabajo actuales es que uno lo podría hacer desde cualquier lugar mientras tenga la posibilidad de estar conectado. Podría ser Laos o Montreal... Igualmente, la familia y los amigos sumado a las costumbres me hacen un bicho urbano y estoy cómodo en Buenos Aires. Como no conozco Europa supongo que debe estar lleno de lugares en donde viviría.
¿Cómo es un día tipo tuyo? ¿Sigues un metodo de trabajo? ¿Cómo acomodas el trabajo y el resto de tus actividades?
Me levanto a las 7 de la mañana para llevar a mi hijo al colegio y en cuanto vuelvo me siento a trabajar aproximadamente 10 horas. Dentro de ese tiempo lo primero que hago es dedicar una hora a leer RSS de varios sitios que fui acumulando vinculados al diseño y a la tipografía. Trato de ordenar mi rutina y no trabajar durante el fin de semana. Cuando me encargan un trabajo de diseño intento que esté vinculado a la tipografía y si no tengo diseño que hacer, entonces trabajo en las letras. En general con dos o tres distintas a la vez para no aburrirme. A veces abro una fuente, le hago una letra, la cierro y después no la toco por una semana. Me aburre muchísimo enfocarme en una sola cosa. También pierdo mucho tiempo programando OpenType, pero me divierte aunque sé que mucho sentido no tiene.
¿Estás obligado por alguien a publicar una cantidad de tipos por año?
Nadie me obliga a nada. Soy yo el que se plantea tiempos de cierre. No concibo dejar ciclos abiertos… y las letras son ciclos. Una letra que dura 5 años en mi máquina puede madurar perfectamente o puede ser como ese vino que lo guardaste, lo guardaste y al abrirlo era vinagre.
¿Te interesa saber cómo se usan tus tipografías? ¿Haces algún seguimiento? ¿Influye en tu producción? ¿Qué te parece que haya una persona que se haga un tatuaje con una tipografía tuya?
Antes me interesaba que las usen como yo idealizaba. Ahora disfruto y me asombro de que alguien simplemente las use. El ejemplo de los tatuajes me quita el sueño: hace muchos años me quiero hacer uno… Hay algo en mí que me dice que dentro de un año no me va a gustar más y que los tatuajes son permanentes… Debería hablarlo en mi sesión de terapia (jejejeje).
¿Crees que Open Type (OT) es el formato tipográfico que usaremos en el futuro próximo? ¿O pasará lo mismo que con el formato Multiple Master? ¿Qué ventajas y desventajas le encontrás?
Yo utilizo OT porque es el formato que permite ser programado de acuerdo a mis necesidades de diseño tipográfico. Yo sento que estoy diseñando palabras y no signos sueltos para ser combinados. A mi me interesa el juego, lo lúdico y lo imprevisible. Me gusta experimentar y eso es lo que hago con el OT. La idea de hacer tipografía con una fuerte orientación al diseño de etiquetas de productos o marcas exige que el diseñador tenga un abanico de opciones al alcance y para ello utilizo los variantes o «alternates». No se puede simular algo hecho a mano con 2 letras exactamente iguales, me gusta mantener esa dualidad de lo manual y lo supertecnológico en mis trabajos. En el plano general creo que el OT es muy fuerte comparado con los intentos del MM (aunque el MM era genial y hoy sólo se utilice para interpolar). Apple usa Intel y todo tiende a ser universal y OpenType lo es. Permite trabajar con idiomas, contextos, plataformas. ¿Qué más podemos pedir?
¿Hay alguna letra en particular que te guste? ¿Empiezas a dibujar a partir de una letra en particular?
Me gusta empezar por alguna ascendente y alguna descendente, me gusta trabajar sobre su expresividad. Después encuentro que se me choca todo y ahi empieza mi obsesión y ligo todo (jajaja). En realidad, el lugar por donde empiezo es por el concepto, por la idea, por el hecho de saber que lo que quiero hacer es tal y cual cosa. Ya sea una letra de gran trabajo contextual o una letra con 25 alternativas o una letra muy finita. Cada proyecto le agrego un desafío personal nuevo, algo que no me haga sentir la rutina.
¿Qué trabajos de colegas te interesan y por qué?
En general me gustan las letras que yo no hago. Me gusta sorprenderme con la gente que juega al límite de la variación pero que genera algo nuevo, que da una vuelta de tuerca. De las nuevas sans me gustan la National Grotesk de Kris Sowersby, la Gotham de Hoefler & Frere-Jones… y si lo pensás, son reinterpretaciones. Amo la visión de (Matthew) Carter, me gusta el portugués Dino Dos Santos porque se atreve a todos los estilos, me gusta que Xavier Dupré sea tan rápido y bueno y los viejos dinosaurios se pregunten qué está pasando. Amo el marketing de House y me resulta ejemplificador como Font Bureau o Hoefler & Frere-Jones se comieron el nicho editorial.
¿En qué proyecto trabajas hoy? ¿Cómo orientas tus proyectos, qué te inspira?
Me gusta la historia, me gusta entender los contextos, el porqué del photolettering reemplazando al letrista o el porqué de los afiches victorianos o el porqué del pixel. Me interesa mantener latente lo olvidado. Vivimos mirando el diseño de hoy y no pensamos en base a qué se fue construyendo. Cuanto más indago en la historia más me interesa reinterpretarla. Combinar momentos pasados con los actuales pensando en el futuro. Estoy trabajando en algunas variables de caligrafías spencerianas, además incorporando situaciones contextuales automatizadas para evitar conflicto en los signos «caligráficos» y obviamente sigo con proyectos en conjunto con varios colegas argentinos que se acercan para sacar adelante sus ideas.
¿Cuáles consideras que son tus fortalezas como diseñador?
Me gustaría creer que mi fortaleza es ser un diseñador gráfico inquieto que hace tipografías pensando en diseñadores que son tan inquietos como yo. Muchos diseñadores de letras no saben nada de diseño gráfico y yo no creo que hoy en día se pueda pensar en una letra fuera de su uso salvo que sea para una función muy específica y casi científica. No persigo la letra inmortal ni que sea entendida en 50 años, me interesa la necesidad actual en las condiciones actuales. La letra que hago debe convivir con la ropa que uso, los autos que veo, los sonidos que escucho.
© Pablo Cosgaya y revista Visual.